miércoles, 13 de abril de 2016

Borrador: La bebida en compañia sabe mejor

Todavía no, aún le falta un rato más.
La botella ya llevaba en el agua caliente dos minutos, pero no estaría en su punto justo para que el sake pasase a culminar su sabor hasta que no pasase tiempo suficiente. Sé paciente y serás recompensado se decía Shoji mientras observaba el vapor que salía de la olla. Llevaba mucho tiempo viajando y lo único que deseaba era poder tomarse una bebida deliciosa junto a su bol de sopa.
De repente la felicidad que sentía por tan insignificante recompensa se vio turbada por otro cliente. Estaba cuatro mesas delante de él y aun así podía oír sus gritos. Un tipo demasiado grande para ser de la región. Portaba ropa cara y arrugada con los emblemas manchados. Llevaba en el cinto una espada demasiado larga como para poder desenvainarla rápidamente, con la guarda formando cuatro pétalos redondos uniéndose en un anillo central. Seguramente se trataba de un ladrón, o de un noble que no recibió una lección de etiqueta en su vida. No estaba borracho o por lo menos no tenía la cara roja, su riña se debía a un precio excesivo en la bebida según el ruidoso cliente. Noble entonces.
-¡No me callaré!-dijo escupiendo con cada palabra que decía- ¡Tres de plata por una sola botella es excesivo!!Por ese precio puedo ir al burdel dos calles abajo y encima recibir un trato mejor!
-Pero señor, usted pidió el mejor que teníamos- dijo el posadero con gotas de sudor indicando el miedo que estaba pasando- y así lo hemos hecho. Lo hemos traído de la región oeste de la provincia, y la fermentación se ha hecho bajo las mejores condiciones de temperatura. Comprenda que no podamos cobrarlo a precio normal.
-!Pues me bajas el precio!¿Sabes quien soy yo?! Yo soy Yone Shukawa, antiguo señor de las llanuras rojas.
Shukawa, Shukawa... le sonaba. Había sido un antiguo clan muy respetable, pero debido a su mala administración y las invasiones de clanes enemigos cayó hace unos cuantos años. No se había equivocado con la predicción de su procedencia.
-Pero... así no tendríamos beneficios, ¿para qué si no tengo una posada? Y mis pobres hijas, no podrían ni comer...
-¿Qué prefieres, el dinero o tu vida? Aparte si te preocupan tanto tus hijas, véndemelas y yo cuidaré de ellas- dijo mientras se reía como el cerdo que era.
A la bebido todavía le faltaba un rato para calentarse por completo, y a la sopa el mismo tiempo para enfriarse lo suficiente para tomarla. Tenía tiempo suficiente.
-Yo prefiero que te calles- dijo Shoji sin mover la vista del caldero, negándole su rostro al noble al cubrirse con su sombrero de paja -, paga la cuenta y vete de aquí o tendremos problemas.
-Vuelve a hablarme así mierdecilla y te abriré en canal.
-Un simple perro rabioso no puedo matar al oso que duerme- levantó la cabeza y le miró directamente a los ojos, le perforó con su mirada y vio como retrocedía. Tenía la ventaja.
-¡Cállate,!-dijo rabioso el cliente mientras desenvainaba la espada, en el tiempo que tardó podría haberle golpeado varias veces-¡Prepárate para morir!
-No quiero pelear contigo, vete y no habrá problemas.
-Es una pena- dijo riéndose- porque yo sí que los quiero.
-No me dejas otra opción- un soplido de cansancio se le escapó de los labios- por lo menos no aquí dentro, no querrás deberle más dinero al tabernero. Sal conmigo.
-no te preocupes, cuando acabe contigo, la cuenta la pagaré con lo que tengas encima.
En sol estaba en su máximo esplendor. El momento perfecto para pelear de manera igualada. Mantenía la espada todavía en la vaina.
-Si eres tan tozudo como para no haberte retirado aún-dijo mientras tiraba su sombrero al suelo, dejando al descubierta una coleta negra azabache que le caía por el hombro- me toca acabar contigo
-¡Inténtalo!-levantó al espada y se colocó en guardia alta.
-Finalmente desenvainó la espada. Denotaba un brillo azulado la hoja, a la vez que el filo recordaba el movimiento de las olas tranquilas. Agarro la espada en posición de guardia baja con la mano derecha, apoyando la palma izquierda en el pomo.
Se oyó una cigarra silbar, y el noble se movió junto a ese sonido. Espera, se decía Shoji, todavía esta demasiado lejos. Se repetía eso con cada paso que daba el gran hombre: aún no, demasiado pronto, demasiado lejos... hasta que estuvo a cuatro pasos. Si hubiese aguantado más la longitud de la espada de su adversario le hubiera cortado sin tener oportunidad de cortarle. Esquivó el men que le lanzó su enemigo desplazándose hacia la derecha, rozándole el pelo la espada al bajar. Volvió a  atacar el noble, esquivando cada golpe manteniéndose cerca de la espada. Quien no fuese un experto pensaría que le había cortado en todos sus intentos, pero siempre fallaba. Uno tras otro, sus ataques se iban haciendo más lentos. Intentó subir la espada para volver a atacar, pero un do derecho directo le dejó en el sitio con los brazos a medio alzar. Le había llegado hasta el diafragma el corte. No sobrevivía, mejor darle el don de la piedad, pensó Shoji mientras le cortaba la garganta con un tajo preciso.
Tras eso, sólo quedó un cuerpo inerte en el suelo, con los ojos antaño llenos de furia completamente vacíos. Shoji se acercó al tabernero, entregándole una bolsa llena de monedas.
-tenga, por las molestias, será mejor que me vaya.
-¿Y a se marcha? ¿Que pasa con su orden?
-No se preocupe, dijo mientras recogía el sombrero del suelo- ya no tengo hambre

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